martes, 16 de junio de 2015

Homilía Misa de Clausura Encuentro Latinoamericano de Jóvenes Agustinos ELJA 2015



HOMILIA MISA DE CLAUSURA
ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE JOVENES AGUSTINOS
BUENOS AIRES 2015 - BENAVIDEZ


Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que los aman, de aquello que él llamó según su designio…Dios nuevamente ha cumplido su palabra y ha dispuesto todas las cosas para que pudiéramos encontrarnos y vivir estos días de fraternidad, bien agustinianos, bien de raza agustina. Y todo lo hizo para el bien de nosotros, sus hijos amados. A la luz de las palabras de Pablo, cómo no leer e interpretar este encuentro como una caricia de Dios, como fruto de su providencia divina, como fruto del amor que Dios nos tiene y no se cansa nunca de demostrárnoslo. En su designio quiso que nos encontráramos, agustinos venidos de todas las partes de Latinoamérica para hacernos sentir su llamado, para hacernos sentir que el nos ha elegido para mas.  

Te elegí para mas… nos susurra Jesús a nuestros oídos. Nos lo hemos repetido tantas veces entre nosotros…Te elegí para más es la frase que poco a poco ha ido calando hondo en nuestro corazón y que ahora, en este momento de clausura, espera producir sus frutos. Pero antes de pasar a los frutos, nos permitamos un último momento para volver sobre estas palabras con las que Jesús ha querido hablarnos en este encuentro. Sobretodo los invito a pensar ahora en la última parte de la frase, en el para más. ¿Qué significa para más? ¿qué es lo que Dios quiere decirnos eligiéndonos para más?

Más, en la lengua latina, tiene dos posibles vocablos, sinónimos entre sí. El primero es el adverbio latino conocido por todos como Plus que significa algo que excede, que está fuera de lo normal,  algo fuera de lo acordado, es el sobresueldo. El plus es en otras palabras lo que marca o hace la diferencia. Esto quiere decir que cuando Jesús nos llama, nos elige, nos separa, lo hace para que seamos diferentes, para que marquemos un diferencia, para que seamos testigo de algo nuevo, para que seamos el plus de Dios. ¿Por qué tus discípulos, le preguntaban los fariseos a Jesús, no se purifican, no observaban el sábado, no son como los discípulos de Juan? No porque eran revolucionarios, ni tampoco trasgresores de la ley, sino porque sus vidas habían sido marcadas por el encuentro con Jesús que los había hecho diferentes. El encuentro con Jesús nos cambia la vida, nos saca de la rutina, de lo de siempre para hacernos entrar en la dinámica de lo nuevo.  Y desde eso nuevo, nos llama a ser signo, a ser ese plus, a ser profetas, a ser esos “bichos raros” que se interrogan e interrogan a los demás con sus vidas. La comunidad agustiniana siguiendo el modelo de las primeras comunidades, que con su vida despertaban el estupor y la admiración, no puede negociar de ninguna manera este plus y terminar mezclándose y siendo lo mismo que los demás. El pueblo de Dios tiene hambre de lo nuevo, de la novedad del Evangelio y Jesús nos envía a comunicar esa novedad…eso nuevo y por eso nos ha elegido para más. Queridos jóvenes no tengamos miedo a lo nuevo. Dejémonos tocar por aquel que hace todas las cosas nuevas. Seamos en medio de nuestra sociedad signo, fermento de la novedad del evangelio.

El segundo termino latino utilizado para más es el adverbio magis que significa grande. Te elegí para más tiene por tanto también el significado de una llamada a ser grandes. La elección de Jesús es para una grandeza…El nos ha elegido para que seamos grandes, para cosas grandes, para que aspiremos, para que deseemos cosas grandes. El Papa Francisco en un discurso a los jóvenes les recordaba que el corazón del ser humano aspira a grandes cosas, a valores importantes, a amistades profundas. El ser humano aspira a amar y ser amado. Esta es la aspiración más profunda, nuestra aspiración: amar y ser amado. Agustín reconoce en sus confesiones que lo único que buscaba en su vida era amar y ser amado, se descubre deseando esta grandeza y esto es lo que él le llamaba como felicidad. En su vida había descubierto otras grandezas, pero ninguna de ella llegó a saciarlo como la de ser amado por Dios y amar a los demás.

Eligiéndonos, el Señor ha sembrado en nosotros ese deseo del amor que mantiene inquieto nuestro corazón hasta no descanse en el amor de Dios que es lo más grande que hay. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos y ustedes son mis amigos. Jesús nos ha hecho suyos para amarnos…y cuánto nos cuesta creerlo…creámoslo porque es verdad...y nos eligió para amar como él nos amó. El envío de Jesús es un envío del amor para el amor: mi mandamiento es que se amen los unos a los otros como yo los he amado y por eso y para eso nos ha elegido para más…para esa grandeza. Agustín ha descubierto en esta grandeza el peso de su vida, su sentido, su dirección…mi amor es mi peso y por el soy llevado a dondequiera que vaya. En el amor ha querido fundamentar su proyecto de vida comunitaria porque es sólo el amor que puede hacer de muchas almas y muchos corazones, una sola cosa. La vida comunitaria, la fraternidad, la amistad tiene sentido porque nos hacen aspirar hacia lo grande…porque nos permiten vivir plenamente el doble mandamiento de Jesús del amor a Dios y el amor al prójimo, el primero y el más grande de todos los mandamientos.

Homilía de Clausura del ELJA 2015
en el Patronato de la Infancia, Benavidez.
Jóvenes agustinos no nos dejemos ni apagar ni robar nunca este amor que nos inflama, que nos hace ser grandes, que nos hace ser uno como el Padre y el Hijo son uno, que nos hace ser comunidad, que nos hace ser hermanos, amigos de Dios, que nos hace ser verdaderamente felices, que nos realiza plenamente. No dejemos que nos confundan ni nos engañen vendiéndonos otras grandezas, ni cambiemos la grandeza de Dios por otras grandezas, grandes por fueras, pero pequeñas por dentro. Ni tampoco le tengamos miedo a su amor y a comprometernos con él. Dios te quiere…y qué bueno se siente cuando uno es querido por Dios; dejáte querer y sé instrumento de su amor.


Te elegí para más…, pido a Dios que nunca nos olvidemos de estas palabras y que al regresar a nuestras comunidades podamos susurralas a los demás de modo que juntos podamos despertar al mundo al amor de Dios, a esta grandeza, a este plus que como bien lo dice la palabra es un derroche de Dios que en su bondad nos quiso regalar. 

Fr. José Guillermo Medina, OSA
Vicario Regional

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